martes, 27 de octubre de 2015

Llueve...

Llueve


A borbotones. Con rabia. Sobre la tierra maldita, sobre la humanidad desterrada. Nadie se salva porque los que se creen protegidos tampoco lo están. Es la ola de un tsunami o la cocción de una olla. Estamos dentro de ésta y en la dirección de aquella.
Esta mañana me he calado y no he visto las estrellas ni la luz del Sol. A palo seco tristeza, vacío, prisa por buscar el refugio apetecido que nos libre del agua caída. Pero no es posible, para todos llueve, aunque no igual. Camino por calles asfaltadas mientras muchos lo hacen sobre barro; me refugio bajo un tejado cuando otros lo hacen bajo una lona y otros más bajo el cielo que les cubre.
Me cabreo cuando El Páncreas dice que dejará de criar cerdos porque no los vende bien. Y yo me pregunto que ¿por qué no los regala? Lo mismo pienso de Máximo cuando no quiere recoger la cosecha de cebada, porque le sale más caro que dejarla morir. Que contrate a los parados del pueblo aunque le cueste un poco más y así ayude a mitigar algún dolor. Ambos tienen mucho dinero y se van a morir millonarios. Es la ambición desmedida, aglutinar riqueza para morir enterrado en ella. La mala educación social encabezada por dirigentes irresponsables que ahora salen pidiendo perdón por haber destapado la caja de pandora al invadir Irak y abrir la puerta de los leones islámicos. Algo que ya sabíamos los demás que iba a ocurrir, aunque otros muchos cabecillas decían que no.
Presento mi protesta y escucho una voz amiga diciéndome que existen las estrellas, que el Sol sigue brillando todos los días, que la vida se renueva a cada instante y que no podemos perder la ilusión de emprender algo nuevo cada vez. Pero sigo pensando en aquellos que han sido expulsados de sus casas. Cientos de miles de seres humanos que están en la puerta de Europa ¿La Puerta del Infierno? En aquellos que mueren ahogados buscando la dignidad perdida. En los que lo hacen por hambre o por falta de medicamentos.
No lloro por mí porque me siento afortunado, lo hago por los demás, los faltos de paz y serenidad, los expulsados, los marginados, los sin padre, los sin casa, los que nada tienen.
Escenifico en mi cabeza la angustia por no poder cubrir tu cuerpo y calentarlo, aunque más doloroso es no poder hacerlo con tus hijos.
Regreso a casa desmoralizado con la vana esperanza de que mañana escampará, aunque solo para algunos…

Dios llora y nos empapa con sus lágrimas…




Dórigo Alegezzo
Nota: Todos los derechos de autor, debidamente protegidos en El Registro de la Propiedad Intelectual de Madrid.



Código de registro: 1510275631599
Fecha de registro:27-oct-2015 16:16 UTC

2 comentarios:

  1. Respuestas
    1. Hola Nuria. Nos vemos de vez en cuando y es un placer hacerlo porque te admiro. Eso ya lo sabes. Tus palabras me ayudan para la continuación. Gracias por ello querida amiga.
      Abrazos.

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