sábado, 28 de marzo de 2015

Verano trágico...



Verano trágico


Un día de playa contento y “molón”
con catorce amigos más la novia y yo,
ponerme moreno era mi ilusión
y de amigos nada, sin ningún follón…

Los demás se fueron todos con la “cesta”
a bañar sus cuerpos en el atolón,
mientras yo quedaba con la toalla puesta
tumbado en la arena a tomar el sol…

Pasado un ratito escuché una voz
que con voz pausada a mí oído habló:
el sol en tus músculos te dará calor
y la crema en la espalda ya te la doy yo;
los masajes tiernos nos los damos los dos
y después podemos hacer el amor…

Abrí los ojos con gran ilusión
pues no era noticia, era notición,
me quedé asombrado al ver el pibón
que a mi lado estaba pá tomar el sol…

Púsose de pie el monumentón
y  mi alma entera sintió un retemblón,
al ver su cuerpazo perdí la razón
y al morder su cuello le salió un moretón…

Pero aquella moza no se acobardó
y en digna batalla me combatió,
tumbóme en la arena así de sopetón
y yo me dejaba querer mogollón…

Empezaba aquello a hacer reacción
y ya notaba un cierto sofocón
pero no acababa de salir el poder
y ella no dejaba de decir ¡Hay que ver…!
¡Hay que ver…! ¡¡¡Hay que ver…!!!

Estaba excitada y mi boca besaba,
sus manos tocaban todo por doquier,
abiertas sus piernas sobre mí  apretaba
en aquella hamaca que era de alquiler…

Pero estaba claro que no era mi día
y que no podría cumplir mi misión,
pensé en la agonía al comer sandía
que me puso morado la noche anterior…

Muy digna la bella me dio un bofetón:
eres responsable de este calentón,
me dijo chillando con gran vozarrón; 
me rompió las gafas, me saco los cuernos,
dijo sonriendo pá luego nos vemos
¡estúpido impotente! en mi habitación;
me cogió manía mientras se ponía
la cosita intima de su bañador…

Se estropeó el día, ni brisa ni sol
ni amigos ni novia, ni ligue ni amor,
tan solo un cubata de baba caída
sobre la barra de aquel mostrador…

Pero guardo  el recuerdo de aquella chiquilla
que un día me dijo: ¡¡Te odio, mamón…!!


Dórigo Alegezzo
Nota: Todos los derechos de autor, debidamente protegidos en el Registro de la Propiedad Intelectual de Madrid.




Las peripecias de un amor en la playa...

Código: 1302204622071
Fecha 20-feb-2013 1:36 UTC

viernes, 27 de marzo de 2015

La Mendiga - Recreando un escenario (Ensayo)



Recreando un escenario - (Ensayo)



 He querido reflejar de manera “sui géneris” una forma de crear historias distintas a las del amor, que ya está bien de escribir siempre sobre lo mismo. Por supuesto hablo en líneas generales, incluyéndome a mí el primero y no comprometiendo a nadie por esta razón.
Es un ejercicio literario que me he montado por mi cuenta, con la inconsciencia que me distingue y en el que partiendo de la nada, sin inspiración alguna y a solas con mi ordenador, he recreado como escenario una cafetería moderna, un señor de 50 años sentado en una mesa dispuesto para comer y una mendiga que le pide algo para sustentarse.
Y comencé a escribir…


La Mendiga


— Buenas tardes caballero.
Sus manos, entrelazadas sobre el pecho en una actitud sonriente y amable.
— Buenas tardes señora, respondí incorporándome.
— Le pido disculpe mi asalto señor, pero no he tomado nada en todo el día y me preguntaba si un caballero como usted, pudiera invitarme a comer.
Mi rostro no ejercitó ningún gesto, estaba acostumbrado a las sorpresas y sabía muy bien como reaccionar. Sopesé todas las alternativas, pero no tuve duda alguna cuando pregunté:
— ¿Le apetece sentarse conmigo señora…?
— ¿No le causaré molestias? —respondió.
Antes de que hubiese terminado su pregunta, un camarero se acercó a nuestra mesa con la intención de expulsarla del local, pero intervine diciendo que la dama venía conmigo.
— Esa es una de las molestias a las que me refería… ¡Me echan de todos los sitios…! Menos mal que Dios me asiste y siempre pone en mi camino personas bondadosas.
— No se preocupe señora, estando conmigo nadie la echará de aquí y si lo hicieran, me tendrían que echar a mí también —me río—, nos iríamos a comer dos bocadillos en un banco del parque.
El hielo estaba roto y nuestras miradas se mostraban cómplices y satisfechas.
Pedimos la comida y observé sus manos limpias y su rostro suave y terso, libre de arrugas, a pesar de que su edad debía encontrarse entre los 65 y 70 años.
— ¿Se preguntará usted que como me encuentro en esta situación?
Hizo la pregunta en un tono suave y agradable.
— Pues algo sorprendido si me encuentro la verdad. Veo que es usted una persona educada y elegante y eso no me permite entender algunas cosas de esta vida.
— ­­Yo creo que la vida es una lotería y que nuestro destino ya viene marcado desde el nacimiento.
­­— No lo se —respondí—, es posible que nuestro destino esté marcado, pero creo que también la voluntad y el esfuerzo de cada uno, incide en él.
Me agradaba su sonrisa amable y placentera.
— ¿A usted no le ha pasado nunca que todo le saliera mal…? ¿Que hiciese lo que hiciese siempre había algo que le impedía llegar a su meta…?
— Si, la verdad es que tuve unos años de infortunio en los que nada me salía bien, incluso mi matrimonio se vio en peligro. Pero luché con esfuerzo, sacrifiqué mi vida para conseguir restablecer el equilibrio; tenía dos hijos pequeños a los que sacar adelante y eso me ayudó día a día en mi esfuerzo. Terminé mis estudios y conseguí entrar en una empresa importante en la que hoy día mantengo un puesto que me tranquiliza.
— Tiene usted razón, el esfuerzo y el tesón son compañeros inseparables del éxito; y también unos hijos por los que luchar forman una parte importante de ese evento. Pero lo grave está en que tengas que sufrir una situación semejante cuando la vida que te queda es menor que la que has vivido y además no tengas que luchar por nadie. Tus fuerzas ya no son las mismas y el ánimo se desvanece como las volutas del humo de un cigarrillo.
Me quedé pensando en sus palabras asintiendo al mismo tiempo con mi cabeza.
— Es cierto que la edad y los estímulos son importantes a la hora de superar una dificultad —contesté—, pero creo que a la vida hay que mirarla de frente, se tenga la edad que se tenga.
Me cautivaba su sonrisa y la bondad que estaba impresa en sus ojos mientras degustaba el pescado que le habían ofrecido.
— Me gusta la fuerza y el ánimo que pone en sus palabras señor, eso le ayudará seguramente en el desarrollo de sus funciones en el Departamento de Recursos Humanos, donde con seguridad ejerce como director.
Me quedé sorprendido por sus palabras y dejando los cubiertos encima de la mesa, pregunté:
— ¿Cómo ha adivinado mi trabajo y mi cargo…?
Su sonrisa continuaba siendo bondadosa y serena.
— Porque yo trabajé durante 25 años de mi vida en esa empresa, pero siempre lo hice como FreeLancer y al final —cuando llegó mi edad de jubilación—, simplemente cancelaron mi contrato y me vi en la calle sin indemnización ni pensión alguna que me sustentase. El único que luchó por salvar mi situación fue usted, pero en esos momentos solo era un empleado y no tenía la fuerza que hoy día posee.
— No se asombre por lo que le digo —continuó—, la casualidad ha hecho que le reconozca en el transcurso de la comida y como usted muy bien dice, yo siempre miro la vida de frente, aunque mis ropas y mi apariencia lo desdigan. Por ello y porque no tengo nada que ocultar de mi vida, me he atrevido a declarar mi conocimiento.
Era la primera vez en varios años que estaba realmente sorprendido, no me podía esperar una situación semejante y traté que mi voz saliera serena y tranquila.
— No la recuerdo señora, lo lamento. Pero si es cierto que hubo una época en la que de una manera u otra, se cerraron todos los contratos con los FreeLancer. Y sus palabras me han recordado la lucha que mantuve durante mucho tiempo por evitar injusticias, aunque reconozco que no lo conseguí en muchas de ellas. Seguramente esa postura que adopté, me ayudó posteriormente a conseguir el puesto que hoy día ocupo.
— No se preocupe señor, es muy lógico que no me recuerde, ya que han pasado unos cuantos años y nuestro contacto fue muy corto.
La conversación continuó por el camino de las casualidades. Se llamaba Amanda y se tomó un postre enorme, con una mezcolanza de helados y frutas tropicales que pidió con humildad y “siempre que no fuese muy costoso”
— Hay una cosa al final de nuestra existencia —me decía en la despedida—,  que es muy importante para todos: Que alguien te recuerde con cariño después de haberte marchado. Yo no he tenido hijos y tampoco me queda ningún familiar que me vaya a recordar. Me agradaría que se quedase con esta sortija, es una baratija sin valor alguno, pero pertenecía a la madre de mi madre y la he llevado puesta toda mi vida. Necesito que cada vez que abra el cajón donde la tenga guardada, me recuerde con el mismo cariño y respeto con que yo se la entrego a usted. Además es un talismán de la buena suerte y el resultado lo verá enseguida.

Un mes después fui nombrado consejero-asesor en mi empresa; mi hijo menor aprobó con una excelente nota la selectividad y mi esposa me dijo en un momento de pasión, que el carnet de nuestro amor había caducado, pero que ya lo había renovado para otros cien años en la tierra y toda la eternidad en el más allá.

Tengo 68 años y estoy jubilado desde hace uno. Escribo en desahogo necesario para mi espíritu, ya que el recuerdo de Amanda llega a mi frente muchas más veces de las que abro el cajón donde resguardo su “baratija”
Al día siguiente de nuestro encuentro pedí que me trajeran su expediente para saber algo más de ella, y después de sus datos personales, comencé a leer:

Licenciada en Filosofía y Letras, hablando y escribiendo perfectamente inglés y francés. Excelente trabajadora, habiendo obtenido unos muy buenos resultados en su gestión al frente del Departamento de Recursos Humanos, resolviendo cualquier situación de una manera positiva tanto para la empresa como para los trabajadores.
Autora de un libro escrito y publicado con el título: “No te dejes vencer”
Su contrato fue rescindido al llegar la edad de jubilación.

Al final del informe había una nota en anexo, que decía:

“En el año 1985, la dirección de la empresa, la ofreció cambiar su contrato de FreeLancer por un contrato fijo, pero Doña Amanda declinó el ofrecimiento alegando que ese puesto se lo dieran a un padre de familia responsable de dos hijos, que estaba esperando desde hacía tiempo poder rehacer su vida”

Intenté localizarla pero pareciera que Pachamama se la hubiese tragado, ya que nunca más supe de ella.

Aunque ahora sé que cuando se cumplan esos cien años de contrato con mi esposa en la tierra, la encontraremos en el único lugar del Universo donde un ser humano como Amanda pueda estar…

En el Cielo… Afirmada en el Señor…



Dórigo Alegezzo
Nota: Todos los derechos de autor, debidamente protegidos en el Registro de la Propiedad Intelectual de Madrid.     


Donde se habla de la generosidad...
Código: 1302084563303
Fecha 08-feb-2013 16:07 UTC

domingo, 22 de marzo de 2015

THE DAY BEFORE YOU CAME… (La última grabación de ABBA)


THE DAY BEFORE YOU CAME… (La última grabación de ABBA)

Han pasado 33 años y parece que fue ayer. Eso demuestra que la buena música prevalece por generaciones. He traído la grabación original realizada en el estudio, pero hay otros vídeos en youtube con distintas versiones.
Fue la última vez que subieron a un escenario para cantar juntos. Cuando acabaron, recogieron su vestuario y se marcharon a casa. Cada uno a la suya.
Que pena…

viernes, 20 de marzo de 2015



Resucitaré


El alma regurgita secuelas del pasado,
perfuma con su esencia el pobre corazón.
Maldito sea el tocado que adorna con su ausencia
espíritu robado de ansia y de valor…


Llevo un año encerrada en mí misma,
castigándome día a día por los errores cometidos.
Mi entrega total y la confianza absoluta en sus intenciones,
su malhumorado despertar y el exceso de trabajo,
los calcetines que recogía en cualquier rincón de la casa
y los slips que acercaba a mí cara porque olían a él.

Sus sagrados descansos que me hacían estar
la tarde entera del domingo en silencio,
sin otro aliciente que unas imágenes calladas
o un libro entre mis manos.
La prohibición de no hacer otra cosa
que no fuese atenderle y estar pendiente de su persona.

Buscó una estupidez y la halló.
Algo absurdo para limpiar su conciencia
y  que me hizo ver lo que nunca hubiese creído: Su cobardía.

Lo he amado desde mis vísceras,
que considero limpias, sanas y poderosas,
puesto que a pesar de todo
el rencor por la existencia no ha calado en mí alma.

Hoy, estoy más guapa.
Lo noto porque mis ojos están abiertos,
la respiración es agitada
y siento en mi pecho deseos de vivir.

Quizá por eso he decidido salir a la calle,
ya que mi rostro no está demacrado
y aunque llevo la cara lavada,
mis pómulos se alumbran sonrosados,
el pelo en melena descuidada adorna mi cara
y los labios se ven algo más gruesos
con ese tinte rojo de vida y de calor.

Me siento afortunada por ser la imagen viva
de un ente que transita del llanto al resplandor
y puede que esta tarde, sea protagonista
de un amor naciente en otro corazón.

¡Quiero vivir…! No le diré que no…



Dórigo Alegezzo
Nota: Todos los derechos de autor, debidamente protegidos en El Registro de la Propiedad Intelectual de Madrid.


Cuando asimilamos la realidad...

Código: 1403090324473
Fecha 09-mar-2014 5:41 UTC
Licencia: All rights reserved

jueves, 19 de marzo de 2015

Carta a una esposa...



Carta a una esposa



Es la única jerarquía que he recogido de la vida y lo que me hace sentir importante… Saber que estás a mi lado. Me levanto a las cinco de la mañana para escribir lo que mi cabeza ha madurado durante la noche, pero el tiempo no comienza hasta que te veo entrar por la puerta del despacho. Entonces se abre el sol, huyen las sombras de mí, y sonrío y me ilusiono como el primer día que te conocí en aquella fiesta.
Cada vez te necesito más y más intensamente. No sé… Será porque me debilito según pasan los años, o porque comprendo mejor las cosas y la sensibilidad me inunda. Pero soy consciente que necesito tu aprobación en todo lo que intento abarcar. Tu mirada crítica, tu opinión más descabellada, tu sonrisa. Nuestras locuras. Porque ya no soy capaz de iniciar nada sin ti, sin tu consejo. Además, tampoco quiero hacerlo en solitario.
Me he acostumbrado a ti a través del amor. Es un proceso que ha culminado en ese rulo infinito donde los sentimientos lo inundan todo. Cada día más. No me gusta que te pintes, porque tus labios ya no son tus labios cuando los tornas de rojo, y tus ojos no son tus ojos cuando los subrayas de verde. Y esas arrugas en la cara, son los besos que nos hemos dado y las caricias con las que nos transformamos.
Te deseo, te sigo deseando igual que el primer día, hace muchos años ya. Cuatro hijos con mucha prisa y un millón de aventuras vividas a tu lado. Deseaba llegar a una edad superior, porque mi curiosidad por saber como te iba a seguir amando me podía. Imaginaba la dulzura que sentiría a tu lado, el amor tan inmenso que nos tendríamos, pero estaba equivocado, porque aunque la imaginación puede superar casi siempre a la realidad, en esta ocasión, la mía se quedó huérfana de intensidad, conformándose con unas cuantas migajas de lo que en realidad me has dado. De lo que he sentido y siento por ti.
Y soy egoísta porque no sé como hacerlo. No quiero morirme antes que tú para no sufrir tu ausencia, pero tampoco quiero que sufras tú por la mía. Y vuelvo a ser egoísta porque otra vez no sé como hacerlo, como llegar al final sin que ninguno de los dos sufra. Tendrás que ser quien tome la decisión más adecuada. Sabes que siempre he dado prioridad a tus opciones y que desde el primer día te dije que las respaldaría, que  estuvieses donde estuvieses, supieras que detrás estaba yo, protegiendo y apoyando tu iniciativa.
Ahora vamos a ceder en nuestras obligaciones profesionales, a relajarnos y conseguir más tiempo para nosotros. Disfrutar más, si cabe, que en los tiempos pasados. Y vamos a construir desde nuestro ayer, un día a día, porque no quiero vivir con mayor esperanza que el presente, el instante en que te miro  y desfallezco, en que te beso y me duermo, en que te poseo y me muero porque toda mi vida y mi energía se escapan a chorros desde mis entrañas.
Sigues siendo mi afición, mi fantasía cumplida y mi mejor aventura, porque todo ello,  junto al amor que te tengo, está en ti, solo en ti, y será lo único que me lleve en mi sueño final.

Te amo…


Dórigo Alegezzo
Nota: Todos los derechos de autor, debidamente protegidos en El Registro de la Propiedad Intelectual de Madrid.



Recordando la vida...

Código: 1503193542399
Fecha 19-mar-2015 10:38 UTC
Licencia: All rights reserved

martes, 17 de marzo de 2015

Eres poesía (Acróstico)



Eres poesía




U na sola alborada
   N o será poesía…

       B uscar en tu mirada
          E ncontrarte en mi utopía
             S entir tu piel rosada
               o  besarte… ¡Vida mía…!


                               Eso es poesía…    





 Dórigo Alegezzo
Nota: Todos los derechos de autor, debidamente protegidos en El Registro de la Propiedad Intelectual de Madrid.




Código: 1205301724955
Fecha 30-may-2012 15:53 UTC
Licencia: Todos los derechos reservados

sábado, 14 de marzo de 2015



En el último tren de la tarde



Desde el último tren de la tarde
me despido de ti para siempre
no me tildes jamás de cobarde
ni me des un adiós complaciente

Te conozco mejor que tu misma
y a pesar de tus malas maneras
en tu cama perdí mi carisma
y mi voz se perdió en las quimeras

En aquella escalera vacía
por su rampa de estrecha bajada
te asustaste por ver que subía
mientras tú pretendías bajarla

Cada noche soñé en la almohada
y en tu cuerpo vertí mis amores
con ellos revestí tu morada
de texturas y varios colores

Me colgaste de un hilo muy fino
de tu hilada de amigos amantes
mientras yo te cantaba al oído
la sonata de un pobre ignorante

Ajusté tu cadera a mi sexo
sin saber que cualquiera lo hacía
y entendí que también les vertías
en su lengua caliente tu verso

Te sonreí como llora una hiena
y gemí como ruge un león
y brindé por tu vida en la cena
de la noche postrera de amor

Y salí por las calles vacías
a buscar otro amor diferente
mientras tú ya de mí te reías
mientras yo te fundía en mi mente

Si algún día me ves por la calle
no me tildes jamás de cobarde
por mis venas transita el coraje

de otro cuerpo quizá más salvaje
de otra vida a través de mi viaje
en el último tren de la tarde



Dórigo Alegezzo
Nota: Todos los derechos de autor, debidamente protegidos en el Registro de la Propiedad Intelectual de Madrid.



Cuando la infidelidad aparece en el amor...

Código: 1311219399236
Fecha 21-nov-2013 3:02 UTC
Licencia: All rights reserved



Mi amigo Richard


Mi amigo Richard, que con 92 años está buscando mujer y piso porque dice que se quiere casar.
Los domingos se viste de domingo, con zapatos de charol y ancha solapa de moda en el gabán.


Por gorra lleva parpusa con bufanda de algodón
en unos colores claros que reviven su pasión.
Contando pifias se pasa día y noche, sol a sol,
mostrando su edad provecta con un ligero temblor
en las manos y en las piernas y en el vientre un gran dolor,
hasta que solitario queda en espera de un amor
que lo saque de ese tedio para entonar su valor.

En su juventud disfrutó, según cuenta alguna vez,
pero los años le pasan y los recuerdos también,
ahogándose la memoria en las aguas del Edén
donde adquirió preferencia por amor a una mujer.
Cuatro hijastros le visitan al año solo una vez.

Nada es verdad ni es mentira, pues siempre quiso tener,
una historia de su vida que sangre hiciera crecer,
y su memoria olvida que al filo del anochecer
tan solo quimeras seguía sin frutales por mecer.
Hoy de nuevo en una esquina, pide pan a una mujer.



Dórigo Alegezzo
Nota: Todos los derechos de autor, debidamente protegidos en El Registro de la Propiedad Intelectual de Madrid.

Una broma de la vida...

Código: 1503123444014
Fecha 12-mar-2015 0:27 UTC
Licencia: All rights reserved


Homótica
(Introducción)

Mirando hacia el exterior de su cuerpo, el ser humano tiene serias dificultades para observar lo que le rodea, puesto que las distancias son enormes y no ha conseguido atisbar aún los límites del cosmos. Sin embargo, ha conseguido ver hacia su interior, seguramente porque las distancias son más cortas y los medios tecnológicos le ayudan con su visión microscópica.
Esto, nos lleva a admitir que en el interior del cuerpo humano existen otras “especies” vivas que nos alimentan, nos defienden y nos hacen crecer. La ciencia confirma la realidad de un sub-mundo de microorganismos a los que hemos denominado “especies” para una mejor comprensión.
Este razonamiento nos lleva a la conclusión de que el hombre (homo sapiens), en si mismo, forma parte de una cadena evolutiva en todos y cada uno de ellos. Aunque la genética forme núcleos donde se agrupen determinadas características que les distinga de otros focos, somos verdaderas individualidades donde la coincidencia es prácticamente nula.
Nos relacionamos y crecemos mentalmente a través de la cultura y la sabiduría aprendida, pero no somos capaces de relacionarnos socialmente a nivel genético.
La Memética nos dice que nuestra cultura se engrandece por la imitación de formas, maneras y modos, creciendo de una manera generacional.
Y aquí es donde la cadena se rompe, donde falta un eslabón que una la continuación de la cultura y le haga extensible hasta la “sabiduría”
Sabiduría: Conocimiento profundo que se adquiere a través del estudio y de la experiencia (RAE)
¿Cómo adquiere el hombre (homo sapiens) la sabiduría?
Generacionalmente. A través de palabras, escritos y acumuladores de información. La memoria, un componente orgánico, colabora con la mente haciendo las veces de receptor-emisor, convirtiendo al hombre (Homo Sapiens) en un acumulador-replicador de la sabiduría.
Aquí es donde se propone la utilización del nombre adjudicado para este mecanismo: La Homótica.



Homótica
(Teoría)


“Estudio y comprensión de la herencia de la sabiduría. Acumulada y transmitida por unidades de evolución llamadas “homos” y transferida de generación en generación”

“El hombre (homo) es una unidad de acumulación y el replicador mutante de la sabiduría. Hace las veces de acumulador, alimentado por la genética y la memética.
No selecciona información puesto que hereda y transmite los aciertos y los errores y no lo hace por imitación sino por aprendizaje. Acumula conocimientos y los transmite de generación en generación engrandeciendo la sabiduría.
Todas las teorías avanzadas en su tiempo, son un claro ejemplo de esta acumulación de sabiduría, puesto que conforman el resultado de aprendizajes que generaciones posteriores concluyeron. Tanto Einstein como Darwin, Freud o Copérnico, fueron “homos” que culminaron con sus teorías un aprendizaje acumulado.
La Homótica, no desplaza ninguna teoría ni religión, simplemente refunde en un solo concepto la acumulación del aprendizaje realizado por todas ellas, apoyada y garantizada su sabiduría.”

Dórigo Alegezzo Gediongre

Introducción y Teoría.

Código: 1503113440460
Fecha 11-mar-2015 14:59 UTC
Licencia: All rights reserved