jueves, 24 de marzo de 2011

Érika…

Érika…


Soy periodista…, libre; no estoy sometido a ningún contrato laboral ni a ninguna disciplina de horarios o tareas a emprender…
Nadie me manda y a nadie obedezco…
No he conseguido nunca someterme a ninguna jerarquía dictatorial, donde te dicen lo que tienes que hacer, como hacerlo y como decirlo…
Además, tampoco he descubierto la inteligencia de los que supuestamente estarían por encima de mí…, les veo caducos…, enquistados en sus mesas de despacho atiborradas de papeles que se les amontonan, sin ningún orden ni disciplina…
No salen a la calle…, por lo menos… a la calle a la que yo salgo…
Con  la mirada enturbiada por los índices de venta, su ambición periodística se acabó hace mucho tiempo, después de sus primeros cambios de trabajo, en los que no se pudieron mantener por negarse a escribir lo que otros “jerárquicos-periodistas-vendedores” les dictaban.
Después llegaron los ascensos…, por defunciones, jubilaciones, cambios de trabajo…; accedieron a la mesa de despacho y colgaron su letrero de “Jefe de Redacción”.
A  partir de entonces, en una perfecta connivencia con los que pagan, se pusieron a desarrollar su trabajo exigiendo ventas…, artículos que vendan… al precio que sea…

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