martes, 3 de mayo de 2011

Érika VI

Érika VI…

(Debo presentarme, he recibido instrucciones de mi hacedor y me exige que lo haga ahora, ya que de otra forma no comprenderíais algunos de los hechos narrados o por narrar)
(En fin, tendré que hacerle caso)
(Me llamo Carlos, Carlos de la Fuente y soy el protagonista de varias disfunciones de mi creador en las que pone en peligro mi integridad, tanto física como psíquica)
(En su momento tuvimos una fuerte discusión sobre el nombre, ya que a mi me apetecía llamarme de otra forma, por lo menos en alguna de sus aberraciones mentales, pero no me lo permitió y me explicó que el nombre idóneo para lo que quería hacer era el de Carlos)
(Pensé que ese nombre le traería buenos y grandes recuerdos y así se lo expresé un día, pero me contestó que no, que no guardaba ningún buen recuerdo de nadie que se llamara Carlos sino todo lo contrario; terminó diciéndome que después de estudiar en profundidad muchos nombres de varón, llegó a la conclusión de que era el más categórico, el más viril, el más redondo)…
(¿Redondo? le contesté, ¡redonda tu cabeza!, que además la tienes pequeña y medio calva)
(¡Que si se pudiera comparar la inteligencia con el tamaño de la cabeza! ¡sobresaldrías por tu ignorancia!)...

(He de avisar al lector, que habrá ocasiones en las que me leáis dialogando con él, ya que en algunos momentos no estoy de acuerdo con el guión que me marca y mi protesta la dejo plasmada a través de la lectura.)
(Discutimos a menudo ya que es una persona un tanto extraña y con una mente retorcida que hace, en ocasiones, poner a mi personaje en situaciones de apuro, pero me tiene atrapado en sus folios y lo único que puedo hacer es protestar)

(Bueno, continúo con mi presentación; me ha pensado moreno, midiendo 1,85 de estatura y con una fuerte complexión atlética debido al intenso entrenamiento al que me ha sometido, haciéndome un experto en artes marciales)
(Y me ha hecho poseedor de unos ojos verdes que, en contraste con el color de mi piel más bien cetrina y de mi pelo negro, me confieren una imagen bastante apetecible a las mujeres; por lo menos es lo que escucho cada vez que ligo con alguna, cosa por otra parte que… ejem…, ejem…, es bastante habitual)

(Me miro al espejo y me agrada lo que veo, aunque no soy nada coqueto, sino todo lo contrario. Mis maneras y movimientos son bruscos y viriles, no soy capaz de hacer las cosas con suavidad, bueno… hay una que si, pero ya lo iréis notando en el desarrollo de mi ficticia vida)

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