martes, 10 de mayo de 2011

Estoy malito...

Amigos…, durante unos días no podré escribir nada, ya que he tenido una pequeña subida de tensión y los médicos me han aconsejado que no trabaje con el ordenador. Espero que en una semana pueda conseguirlo.
Os enviaré algunas cosas que ya tenía escritas para seguir participando con vosotros… Un saludo a todos…


¡Almas sin cuerpo!…


Almas sin cuerpo…, pensamientos en el aire…, palabras sin voz…,  miradas  que no ven por sus lágrimas derramadas…
La voz de un niño se escucha… ¡mamá!..., ¡mamá!..., ¿dónde estás?...
 ¡Es… horrible!…, traspasa tu capacidad de comprensión, tu serenidad para afrontar la vida, la textura de tus creencias en la madurez…
Es contagioso…, como una epidemia que se extiende por el mundo y destruye a la humanidad…, la angustia…
Tienes la sensación de no poder hacer nada, después de pasar  por la impotencia de tus manos, de tus piernas, porque no han sido suficientes para aliviar el dolor de nadie.
Has volado de uno a otro, has tocado caras,  cuerpos; has taponado brevemente una herida sangrante y la has abandonado porque a su lado había otra más profunda…
No te queda nada, ni tan siquiera la satisfacción de haber visto la sonrisa en una cara…
Recapacito en mi locura y pienso que me gustaría ser un tsunami para hundirme en los abismos más profundos…, un terremoto para no aflorar jamás a la superficie, o… la boca de un volcán para tragarme todo lo que mi cuerpo necesita escupir…

Pero estoy limitado, mi magia solo me permite sufrir, engullir mi angustia a grandes bocados, en una digestión infinita que solo acabará cuando deje de existir…
Sentado en el centro del caos… mis manos sujetan una cabeza alocada que no puede razonar, noto mi cuerpo inundado de dolor, de impotencia, de rabia…  mi esfuerzo y el de  otros muchos…, no ha servido para nada…

Mientras…, en los platós televisivos, aparecen caras (las de siempre), enarbolando argumentos y razones que lo único que hacen es calentar los niveles de audiencia…; y voces reclamando una recaudación económica,  de la que gran parte irá a engrosar las arcas de alguien…

Miro a mi espalda y veo una madre abrazada a algo…, algo parecido a un niño…


Dórigo Alegezzo

No hay comentarios:

Publicar un comentario